Las secuelas que no se ven detrás de una negligencia médica

Las secuelas que no se ven detrás de una negligencia médica

negligencias medicas

Cuando sufrimos negligencias medicas, uno de los factores  más evidentes son las secuelas físicas que nos dejan, pero no es el único y en muchos casos ni siquiera es el más importante. De hecho son mucho más duraderas y catastróficas las secuelas psicológicas.

Aunque estas no sean visibles pueden durar toda la vida, hacer que el paciente cambie drásticamente su calidad de vida (llegando en algunos casos al suicidio) e incluso afectar de forma directa a su entorno más cercano.

Para entender esto imaginaros entrar en el quirófano por una apendicitis y salir sin útero, quizás las secuelas físicas no vayan más allá que de tener que someternos a otra intervención, pero el lastre de no poder ser madres lo arrastraremos durante toda la vida.

 

¿Cuáles son las secuelas a nivel psicológico que los abogados en negligencias médicas más ven?

1. Ansiedad e inquietud. Ya solamente el hecho de tener un problema físico y tener que lidiar con ello provoca grandes dosis de ansiedad, si encima somos víctimas de una negligencia médica esto no hace más que agravar nuestro estado de desasosiego. Se ha demostrado que la ansiedad influye negativamente en nuestra salud en general, acentuando numerosas patologías o incluso siendo desencadenante de enfermedades funcionales. Esta no solamente dura mientras el paciente se encuentra enfermo sino que se alarga cuando se produce una negligencia, ya que un juicio puede durar dos o tres años hasta que se resuelva.

2. Desconfianza en el sistema de salud. La relación entre médicos y pacientes se basa en la confianza, nadie entraría en un quirófano si no confiase ciegamente en los cirujanos y el personal sanitario. Cuando se rompe esta confianza no solamente el paciente deja de confiar en el criterio médico del personal que cometió la negligencia sino que esta desconfianza se generaliza hacia todo el sistema. A la larga dejará de acudir a consultas, no seguirá los consejos de sus médicos de cabecera e incluso deje de ir a revisiones, lo cual puede conllevar a consecuencias catastróficas.

3. Desencadenan sentimientos de ira y resentimiento. Cuando somos conscientes de que hemos sido víctimas de una negligencia médica no solamente sentimos que han traicionado nuestra confianza, nos sentimos enfadados y estafados. El paciente no comprende por qué le ha tenido que pasar a él y se siente indefenso frente al sistema. Tienden en un primer momento a culpar al médico o al hospital dónde ha sucedido o si este es privado a ellos mismos por haber elegido esa opción. Es una reacción normal cuando nos acontece cualquier desgracia la de buscar culpables y sentir enfado, pero cuando este se queda atascado y no se trata se convierte en resentimiento. Al igual que la ansiedad, el resentimiento es uno de los sentimientos que actúan de forma nefasta en nuestra salud, se convierte en un círculo vicioso tóxico en el que la persona solamente es capaz de generar más y más ira y hostilidad. Nuestro cerebro reacciona a las emociones y manda señales al cuerpo, al igual que cuando estamos tristes nuestro cuerpo siente dolor. Un estado de malestar psicológico crónico en el organismo genera desde depresiones, alteraciones de las conductas (conductas autodestructivas como beber, drogas…) y puede llegar a generar una indefensión aprendida en el paciente que desencadene intentos de suicidio.

4. Sensación de indefensión y abandono. Las personas que han sido víctimas normalmente se sienten abandonadas a su suerte, en muchos casos debido a que el personal sanitario tiende a cerrar filas y a defenderse unos entre otros. Se sienten indefensos, desvalidos e incomprendidos, en muchos casos los familiares no alcanzan a ver que detrás de las secuelas físicas pueden llegar a subyacer secuelas psicológicas mucho más graves. Este sentimiento de indefensión conduce directamente al de la desesperanza, y esta a la depresión (no le ven sentido a la vida ya que ya nada depende de ellos). Estado el cual, una vez dado el alta puede generar apatía, pérdida de apetito, abstinencia en el trabajo incluso llegando a su pérdida, problemas familiares…

En estos casos, dos figuras que se vuelven indispensables desde el minuto uno en el que creemos haber sido víctimas de una negligencia son el psicólogo y el abogado especialistas en negligencias médicas. Los primeros porque atajarán cualquier problema psicológico derivado y los segundos porque serán los encargados de solucionar cualquier papeleo concerniente a futuras denuncias, recopilar información, indemnizaciones, etc. Con lo cual el paciente se sentirá respaldado, comprendido y protegido.

Carmen

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